Un verano en la playa conocí a un chico con un tatuaje en el muslo derecho que decía:
TODO ES MENTIRA, MENOS TÚ.
Pensé que la frase era sólo un cliché adolescente, propio de la rebeldía que niega el mundo cuando tienes 18 años y estás atrapado en el cuerpo de un mutante. Él estaba convencido de que nos educan para conseguir un buen trabajo, tener éxito, ganar el máximo dinero posible y no parar de comprar objetos. ¿Acaso no tenía razón? Trabaja todo lo que puedas, la vida es esfuerzo y sacrificio. El inicio de la película Trainspotting: "Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un
televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de
compact disc y abrelatas eléctricos..."
Vaya, yo estaba bastante convencido de esta idea, formada parte de la secta de los adictos al trabajo y otro día ya pensaremos en quienes somos. Todo porque me encanta mi trabajo: Esa actividad en el mundo que se me da bien y con la que me podría pasar horas sin darme cuenta y ni te enteras de que existo. En mi caso es la arquitectura claro. Pero y si lo que más te gusta en la vida es algo no convencional como nadar entre tiburones o escribir poesía? No todo da dinero.
Y llego a la clave: el dinero. Ese hombre que nos educa, nos dice lo que tenemos que hacer y nos tiene exclavizados a un trabajo en la mayor parte de los casos horrible. Aún diría más, muchos ni siquiera encuentran ese trabajo horrible. Y yo pensando estos días: ¿y si no hiciera falta el dinero?
Esa noche de vacaciones hablando con el chico del tatuaje pensábamos si merece la pena todo ese esfuerzo, consumismo y destrucción de la naturaleza. Si hiciera a la gente más feliz no tendría nada que decir. El caso es que creo que produce el efecto contrario: depresión, estrés, ansiedad y esa sensación de vacío cada mañana al abrir los ojos y la vida que se te escapa porque no tienes tiempo. De acuerdo ese parece ser el modelo de vida que desea la mayor parte de la humanidad, pero ni siquiera lo podemos llevar a cabo todos.
No es sostenible el crecimiento infinito en un mundo finito, de recursos limitados. ¿Se puede ser feliz sabiendo que el 1% de la población acumula más de la mitad de la riqueza del mundo? Sabiendo que 1 de cada 9 personas en el mundo pasa hambre según Oxfam...
No es sostenible el crecimiento infinito en un mundo finito, de recursos limitados. ¿Se puede ser feliz sabiendo que el 1% de la población acumula más de la mitad de la riqueza del mundo? Sabiendo que 1 de cada 9 personas en el mundo pasa hambre según Oxfam...
¿Y si no hiciera falta el dinero? Las sociedades precapitalistas se autoabastecían con sus propios cultivos y animales con redes de intercambio, el trueque, los actuales bancos de tiempo... Pero claro no tenían sanidad y educación pública, ni pensión de jubilación. ¿Y si quieres tener hijos? Para eso si que necesitas un buen montón de pasta. Vaya no tengo la respuesta. Interesado por este tema estuve releyendo estos días: "Vida de zarigüellas. Cómo vivir bien sin empleo y (casi) sin dinero" de Dolly Freed. Es el relato de una joven en los 70´s que junto a su padre vivió durante 5 años con muy poco dinero, cultivando su comida, pescando y criando conejos en el sótano. Un verdadero manual de supervivencia muy divertido.
Vivir sin dinero...La mayoría de cosas maravillosas de la vida se hacen sin dinero. Por mi parte podría nombrar: irse de excursión con amigos, dar un masaje o hacer la conga en una fiesta, por nombrar 3 cosas.
Tal vez si abandonamos la gran ciudad y nos relocalizáramos en comunidades autosuficientes de menos de 300 personas interconectadas, podríamos desarrollar cultivos, ganadería, pequeños oficios artesanos, haría falta claro atención sanitaria, una escuela libre, libros, música, cerveza, una tienda de ropa, una gran pantalla de cine, cobertura en el móvil, internet por fibra...bueno puede que tuvieramos que renunciar a algunos placeres...pero todavía es gratis mirar al cielo!